Me acuesto con un sueño y me levanto con el propósito de cumplirlo: TESSA y la comunicación desde la autenticidad
«¿Calzado? ¿Productos materiales? ¡Olvídelo! Estilo de vida. Imagen. Rapidez. Valor por medio de la inteligencia (…) más inteligencia y menos materia (…) la imaginación humana como principal medio de producción» (…) «es posible, no sólo deseable, relacionarse de manera imaginativa y rápida con el cliente en un mercado que está saturado de buenos productos (…) las marcas necesitan fascinar, hechizar, deslumbrar y deleitar a sus clientes para lograr que acuden a las tiendas»
Ésta es una de las ideas centrales de el gran Tom Peters desde mediados de los 90, y con más intensidad cada día, sobre la manera en la que las marcas (y las personas) se tienen que relacionar con sus clientes.
Me apasiona la comunicación, la forma en la que transmitimos quiénes somos, qué pensamos, cuáles son nuestros valores y, sobre todo por qué hacemos lo que hacemos. Convertir esa pasión en un proyecto empresarial sólido era todo un reto para mí. Estudié enfermería y trabajé como enfermera en España y en el Reino Unido. Pero quería un cambio, necesitaba algo más. Dar rienda suelta a esa pasión por la fotografía, la autenticidad y la forma en la que las marcas se relacionan con sus clientes.
Creo firmemente en que de nada sirve tener un gran producto, grandes ideas, hacer muchas cosas —aunque sean muy buenas— si no lo sabemos transmitir—. Los por qué son esenciales, y saber comunicarlos aún más. Y eso exige un trabajo duro, creativo, sumergirse en la esencia de las propuestas que las empresas hacen al mundo.
Convertir toda esta pasión en una profesión, en una empresa, en un estilo de vida, supuso un gran cambio en mi vida. Pero cambiar es el verbo de los inquietos, los inconformistas, los que queremos crecer y vivir haciendo.
Y fue así cómo nació TESSA, como marca personal, pero sobre todo como una empresa de comunicación. Pero no una comunicación cualquiera. Buscamos una manera de aportar valor al cliente, fascinarlo, hechizarlo (como diría Peters) pero siempre desde la autenticidad como bandera. Con un trabajo de artesanía, involucrándome en cada proyecto, aportando mimo, ideas y aceptando proyectos en los que crea profundamente.
El valor de un museo descansa no sólo en las obras que expone, sino en las que deja sin exponer. Y nuestro valor es precisamente apostar por marcas que tengan algo que decir, que proponer, que aportar a sus clientes. Y así cumplir con mi propósito de construir mi propia trayectoria empresarial en el campo de la comunicación y marketing.
Apostamos por marcas —pequeñas o grandes, consolidadas o no— que trabajan desde lo auténtico, lo útil y que vayan más allá de lo normal.
Trabajo con productos con lo que me identifique. Soy una mujer joven, viajera (más de 30 países recorridos), muy inquieta intelectualmente (estudios de enfermería, alto conocimiento en salud, deporte, gastronomía, estilo de vida, cultura), independiente (vivo en la gran ciudad, cuido de mi mascota y tengo ADN de emprendedora), pero a la vez soy aventurera, me gusta jugar con el riesgo a probar y experimentar, cuido mi imagen, me obsesiona comunicar desde la autenticidad y conectar con ese público femenino (y masculino) de forma fácil y directa.
Todo comunica, para lo bueno y para lo malo. Cada detalle, cada interacción que tenemos con una marca y, queramos o no, es un trabajo arduo. Nada en comunicación se puede dejar a la improvisación. Y nuestra labor consiste en trasmitir la potencia de esos productos con los que me identifico como estilo de vida y mis valores.
De todo esto, y mucho más, he podido reflexionar estos días con dos grandes del marketing.
El café con Andy Stalman, a escasos metros de sus oficinas de Madrid, con móviles apagados, mentes encendidas y sin relojes ha sido muy productivo. Una interacción de valor donde reflexionamos de negocios, colaboraciones, marcas, futuro y de crear TOTEMS. Así es como se llama su último libro. Las sinergias mentales con Andy Stalman son muy destacadas. Me identifico con lo que él abandera y trata de construir con sus clientes. Algunas citas de su libro te ayudarán a comprenderlo:
«La emoción es lo que en realidad impulsa los comportamientos de compra y, también, la toma de decisiones en general»
(…)
«Comunicar sólo los atributos de un producto es probable que genere resultados mediocres. Y los malos resultados que obtenga se deberán al hecho de que le falta por completo el elemento humano subconsciente en el proceso de toma de decisiones»
(…)
«Los humanos son impulsados por los sentimientos. Si alguien desea que un consumidor recuerde un producto o una marca, debe interactuar y apasionarse por la interacción con su empresa.
«Los nuevos dispositivos nos entusiasman al ofrecer una conexión con amigos, familiares, asistentes virtuales y una red más amplia de personas. Los coches nos quieren llevar a explorar, salir de la rutina, sentir el cambio y la música, la libertad. Las marcas deportivas inspiran ofreciendo aventura, conquista, superación y gloria a través del acto de competir, incluso con uno mismo. Los artículos de lujo se centran en nuestros sentimientos de autoestima, aceptación y estatus en el mundo. Y muchos otros productos, como perfumes, cremas y lencería, se enfocan en las emociones relacionadas con el amor, las relaciones y los deseos sexuales. Es evidente que no debemos olvidar mencionar las características del producto, pero también, y sobre todo, debemos comunicar el estilo de vida y el sentimiento. La clave es resaltar la respuesta emocional que un consumidor logrará al usar el producto»
(…)
«Los TOTEMS ofrecen un ‘viaje’ inolvidable, memorable, transformando a los clientes en grandes viajeros de la marca, y como todos los grandes viajeros no esperan a llegar al destino para empezar a disfrutar. Las marcas hablan de tecnología y todo el mundo, en todas partes, está deseando vivir emociones. Y no sólo eso, en muchos mercados el cliente quiere conocer la historia detrás de cada producto. Quién lo hizo, cómo, cuándo, por qué, para qué, cuál fue su intención. Aunque todo sea parecido, no todo da igual».
También he tenido la oportunidad de conversar con David Asensio, fundador de la empresa Chocolate Rojo, especializada en crear marcas y liderar procesos de cambio en las empresas. Autor de libros increíbles como “Liderazgo Canalla” y con un blog Principios de un Comienzo que ha entrevistado a más de 250 personalidades en el campo de la innovación, la creatividad, coaching, marketing.
Mi conversación con David en Principios de un Comienzo ha girado de muchos temas, pero hoy quiero resaltar la reflexión que le hacía sobre la autenticidad.
«Vivimos en una sociedad muy distinta, y más compleja, a la de nuestros padres, y mucho más a la de nuestros abuelos. Pero los abuelos siempre transmitían el poder de la palabra, de lo sencillo, de la credibilidad, de la confianza. Cuanto más local y reducido era su ámbito, más importante eran esos lazos y conexión con la gente desde lo auténtico, lo real. Si perdías credibilidad perdías la importancia de tú comunidad (y cuanto más reducida era, más importancia adquiría). Ahora todo eso salta por los aires, o al menos puede hacerlo. Nos hemos vuelto más materialistas, más superficiales, con más interés en mostrar al mundo una imagen que, muchas veces, dista mucho de la realidad. Por eso, ser auténtico es algo escaso, difícil. Ser auténtico significa ser “uno mismo”, navegar acorde a nuestros principios y valores. Ser coherentes, no contradecirnos a cada paso, no decir A y hacer B. No pensar B y decir C.
Una persona auténtica es sincera, crítica, apuesta por lo que cree, transmite al mundo, para lo bueno y para lo malo, una versión de sí misma donde todo íntegramente tiene sentido: cualidades, creencias y actos. Eso es lo que llamo autenticidad, tener una identidad propia y no tener miedo a mostrarla, aunque seas diferente. No imitar. Se trata de ser uno mismo, conocer tu esencia y mostrarte fiel a ella. No es tan difícil, ¿verdad? No debería serlo.
Pero para ello no tenemos que ser quien la sociedad (los medios de comunicación, ciertas marcas o la persona X) quiere que seamos. No necesitamos buscar la aceptación a cualquier precio. Siendo nosotros mismos, la tendremos, simple (pero duro en una sociedad que muchas veces ensalza lo contrario»
Como puedes comprobar, en los matices, los detalles, los por qué y las emociones está la diferencia. De nada sirve una buena foto, un gran presupuesto de marketing o grandes influencers famosos si no eres capaz de crear emociones, sentimientos y relaciones humanas auténticas. Todas las noches sueño con ello, y me levanto con el propósito de lograrlo trabajando duro con mis clientes, como una más en su equipo creativo.